Capitulo Extra:
Narra Justin: Mi dolor era tan inmenso cuando salí de esa habitación, mirando a través de una ventana como intentaban revivir a mi novia, a quien yo anhelaba que fuera mi mujer para toda la vida, ella se fue dejando a lo que más amo en esta vida después de ella, “Mi hija”. Después de ese tormentoso mes de fallecida, ella y su padre. Decidí ir a vivir a chile con mi hija, compré pasajes para nosotros dos y partimos, Kelly en ese momento tenia un mes y dos días, y como yo solo era responsable de ella, me dejaron sacarla sin ningún problema.
Ese mismo día que llegamos, antes de irnos para la casa con Kelly fui a comprar lo necesario para nuestra vivencia en Chile.
Cuando llegamos a casa, lo primero que hice fue entrar a la habitación de Leah que estaba intacta, con la diferencia que encima de su cama se encontraba la caja morada que le regale, estaba cerrada, pero tenia su llave amarrada con las iníciales, la abrí de inmediato y ahí encontré un libro y una carta que decía:
“Hoy decidí cambiar mi vida, no quiero más dolor, estoy en espera de tener un bebe y debo cuidarlo, me siento feliz a pesar de todo, porque me enamore, porque encontré una razón para luchar en este mundo, y mi mundo es llamado “Justin Bieber, El niño famoso e inalcanzable” , perdí muchas cosas, pero gane mucho más, por eso hoy dejo hasta aquí el diario de mi vida, porque voy a luchar por mi bebe y por el amor de mi vida. Leah Crump “Aquí Vamos de Nuevo” & Justin Bieber “Nunca te dejare ir”… Hasta Siempre.”
Cuando termine de leer la carta, llore por largos minutos encima de la cama de mi amada, miraba su habitación y aún olía ha vainilla, tenía los posters de mi comienzo de carrera, ella era alguien genial, una hermosa persona, aún me reprocho como pude hacerla sufrir tanto, como pude dejarla sola, el que ella no este, es mi mayor castigo, es lo peor que alguien puede recibir. después de maltratarme psicológicamente bastante tiempo, me decidí a abrir el libro, pero solo al leer el titulo (Aquí vamos de nuevo) se me congelo el alma, y no pude evitar imaginarme de que se trataba, así que lo cerré y lo guarde en la caja, sin dejar la carta. Cerré la caja y la guarde en el armario junto con el vestido blanco con el que la conocí.
Deseaba la muerte, quería dejar de existir y juntarme en el cielo con ella, pero había algo que me detenía, lo que ella me había dejado, mi hija, así que no la dejaria sola en ningún momento, tenía que luchar contra la soledad que tanto me rodeaba y luchar porque Kelly fuera feliz en la vida.
Al segundo día en mi nueva casa, tomé mi guitarra, comencé a mezclar acordes, fue ahí cuando cree una segunda canción para Leah, a la que puse el nombre de “Nunca te dejare ir” (Never Let You Go). Desde ese momento prometí no amar a otra mujer, que no fuera mi hija.
Ahora después de 15 años, ya tengo 31, mi carrera musical aumento con el tiempo, y fui el mejor cantante de pop de esos años, el más joven y el que más lucho por ser feliz.
Un día subí a mi habitación para preguntarle algunas cosas a Kelly sobre su fiesta de 15, casualmente la encontré con ese hermoso vestido blanco de Leah, ese vestido me recordaba el día que la conocí, día en que la asaltaron y la lleve a su casa sin pensar que tiempo después ella sería mi novia.
Mire a Kelly & fue ver a Leah, se que mis ojos brillaron, pero era imposible poder controlarme, recordaba a cada minuto ese día que ella me dijo que Kelly sería igual a ella cuando estuviera grande.
Baje las escaleras y fui a ese parque donde se encontraba ese lago cristalino que ella tanto amaba, donde me di el beso más mágico de mi vida, ¡nunca se me había hecho tan difícil besar a una chica!, recuerdo que ese día en la noche iba dispuesto a todo, nunca una chica me había hecho ser tan normal, tan único y especial.
Estuve sentado por horas en ese maravilloso lugar, recordando cada una de las cosas que vivimos juntos, cada uno de los besos que nos dimos, y por sobre todas las cosas, recordaba cada capricho que ella me perdono, cada estupidez que cometí y que ella, por guiarse con el corazón, las perdono sin dudarlo. Por esos malditos caprichos, por esa maldita obsesión de querer se famoso cada día más, perdí a lo que de verdad me hacia sentir normal, humilde y especial. Mi única razón por la que debía luchar hasta el finas de mis días, mi hermosa y tierna novia Leah Crump.
Cuando terminamos de escribir el libro con Kelly decidí ir a enterrarlo en el parque, frente a ese lago, ese especial lugar que solo nosotros dos sabíamos lo mágico que podía ser un simple beso, un abrazo o una tierna mirada, en la que los dos nos perdíamos y viajábamos a través de las estrellas sin importar ningún comentario o mirada de la gente que pasaba por ahí, sin importarme que me fotografiaran junto a ella...
Finalizo este libro, para poder dormir con tranquilidad cada noche, para no desesperarme cada vez que sueño con mi único y verdadero amor, Leah Crump, “La chica de ojos color miel”.
PD: Para mis fieles lectoras un regalo :)♥
